Tengo tantas ganas de escapar, tantas ganas de gritar, de
correr por un pasillo vacío mientras mis ojos sangran, y el piso se torna rojo.
Tengo tantas ganas de arrancar uno por uno los miedos de mi corazón, tengo tantas ganas de dejar de
respirar, sentir la necesidad, la necesidad de algo que sí puedo tener, de algo
que en verdad es real, dentro de mi
crecen las ganas inmensas de tirar de su cabello y complacerlo en cada uno de
sus deseos, de arrebatarle los labios a
mordidas y escucharlo gemir como si no hubiera mañana, tengo dentro de mi estos
demonios que se niegan a desertar, es
constantemente el recuerdo del daño que este mundo le ha hecho a mi cuerpo, a mi vida, a mi ser…
Mi alma esta manchada con tanto sufrimiento, se siente
perdida entre tantos caminos, estoy desahuciada, no existe cura para esta
enfermedad, las voces dentro de mi cabeza han vuelto a gritar, más fuerte que
antes más malignas y menos piadosas, dentro de mí un monstruo está creciendo,
dentro de mi algo ha muerto.
Cojo un cuchillo en mis manos, el brillo del metal me deja
sin palabras, no puedo evitar sentirme cautivada, es excitante de cierta manera
como algo tan letal es tan hermoso a la vez,
con el filo del cuchillo sobre mi mano aplico presión y puedo ver como la
sangre brota de mí, el rojo nunca ha
sido mi color, el rojo siempre será su color. Y entonces mientras camino el
piso se tiñe de rojo en cada paso que doy y mi cordura se va esfumando como si
de neblina se tratara ahora veo más
claro que nunca, lo veo a él recostado en mi cama y sé que es lo que debo de
hacer, sé que es lo que necesito hacer, mi cuerpo lo anhela demasiado y con
locura, y mis demonios exigen su sangre sobre mí.
Lo apuñalo una y otra vez, con tal locura que resulta excitante,
con tanta fuerza que resulta agotador, con tanta furia que algo de mí se desprende, me dejo ir, me
pierdo en el rojo de la sangre que brota de su cuerpo, me dejo cautiva por cada
uno de sus suplicas y sus lamentos, y
por una vez mis voces, las voces de mi cabeza se callan, y entonces el silencio
me atormenta, me culpa y me enjuicia me condena
a ser siempre solo una portadora de demonios.
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