lunes, 2 de junio de 2014

Una noche de pelicula.

No puedes esperar que tu vida sea como la de  una película, sin embargo todos en algún momento de nuestras vidas  esperamos tener un momento de película, un pequeño lapso de tiempo que nos deje sin aliento y nos robe el corazón, un suceso impactante que nos  marque para siempre.
Paulina tiene 17 años, hace unas semanas me escribió un correo pidiéndome que la ayudara a contar su historia, puesto que  ella no encontraba las palabras pare describirle a él como se sentía respecto a lo que había pasado entre ellos, ella no  tena idea de lo que   sucedía entre los dos cuando me escribo, ella solo necesitaba que la escucharan y eso hice solo la escuche.
 Gracias por contarme tu historia y espero al leer  estas palabras, revivas una vez más aquello que te trajo tanta felicidad y  déjame decirte que lamento tu perdida, pero que  lo perdido siempre es encontrado. TARDE O TEMPRANO.

La luna de ese día era simplemente indiferente las nubes se entrometían en su camino tratando de ocultarla como si por alguna razón estuviera en peligro, la noche había sido simplemente perfecta de película así lo describirá ella para la posteridad, una película  en una función privada solo para ellos dos, una cena  nada elegante pero demasiado romántica para ser real y ahora para finaliza un momento íntimo y privado que ambos podrían disfrutar.
 Estaban sentados en la vereda del rio justo en el punto donde el agua no podía tocarlos pero donde la arena tampoco se sentía muy real que digamos.
 Sus carcajadas podrían haberse oído kilometro a la redonda si no fuera porque realmente no había  quien los escuchara.
 Sus palabras eran toscas y  muy torpes, su voz era desafinada, pero sus ideas  eran demasiado claras, ella siempre lo había visto como alguien inalcanzable, una especie de genio que nunca notaria  su existencia, sin embargo estaba ahí, juntos sentado uno al lado del otro, mirándose fijamente y esperando lo inevitable.
Las risas cesaron  sustituidas por miradas tímidas y picarescas acompañadas de sonrisas demasiado obvias, una pequeña risa se escapó de sus labios un pequeño gemido que  desato una sonrisa inmensa en  los labios de él.
Su mirada se dirigió hacia  la luna simplemente observando fijamente  , el la siguió y ahí estaban los dos en silencio mirando fijamente a la luna y las estrellas preguntándose en su cabeza   cosas  que  jamás contarían ,podías escuchar el silencio por más absurdo que parezca  pues ese silencio podía sentirse más que  el viento esa noche, podía escucharse más que diez canciones juntas, ese silencio no era la ausencia del sonido ese silencio era la ausencia de los miedos la ausencia de las dudas, ese silencio eran ellos dos siendo uno mismo .
 El silencio encantador se rompí con el    crujir de una hoja  partiéndose en  varios pedazos,  él se había acercado más a ella y en su  camino había cobrado la vida de una hoja que simplemente ya estaba agonizante ,  ella podía sentir su calor, podía incluso jurar que podía sentir  su piel temblar con el rose de la  fría brisa de invierno, fue entonces cuando se miraron, solo entonces cuando sus ojos   vieron más allá que el pigmento de la pupila más allá de la  el tamaño o la forma de sus ojos,  fue solo cuando  ambos pudieron comunicarse sin siquiera hablar que sus labios se tocaron suavemente jugando  una con otro, mordiéndose ligeramente sus labios, peor más que nada diciéndose cuanto habían esperado por este momento.
 Minutos después sus labios se separaron y ella no podía dejar de sonreír, simplemente su corazón quería salirse de su pecho, palpitaba tan  rápidamente y de una manera tan frenética que ella pensó que en algún momento se detendría y  no volvería latir jamás.
 Ella lo abrazo con todas sus fuerzas y pudo escuchar como  su corazón latía igual de acelerado  que el de ella igual de  desesperado por retenerla a su lado.
Esa noche la pasaron juntos envuelto en el más profundo amor que ella jurara por la eternidad que llego a sentir, undidos en la pasión y el deseo en  el deseo de estar juntos de jamás perderse. 
 Fue al día siguiente cuando el desapareció, cuando borro cada rastro que pudo haberla llevado hasta el, fue solo cuando el olvido, cuando el huyó sin decir si quiera adiós que ella se dio cuenta que en efecto esa noche   su corazón había dejado de latir.

Para ella fue  una noche inolvidable una historia que contar, un amor que recordar, lamentablemente lectores, es mi deber informarles que no todas las películas terminan en final feliz, para ella lo fue todo peor para él fue una noche más insignificante y   fácil de olvidar, Romeo no sé cuál es tu punto de vista de esta historia, pero debo decirte que a Paulina definitivamente le robaste el corazón esa noche y no solo eso le robaste cada parte de su ser que creía en los finales felices.

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